Así que volvimos a una Bissau distinta, silenciosa y respetuosa. En cambio, en casa todo sigue igual. El ritmo de los días se reproduce de forma constante. Los sonidos que conforman la música cotidiana hacen la vida regular: el jardinero podando los ficus benjamina y las buganvillas, regando las plantas; Sidi barriendo los solados del jardín, las radios a pilas con su música algo metálica y muy étnica, Será en casa limpiando, la televisión internacional dando las noticias, un móvil que, de vez en cuando, suena… A veces, alguno de los hombres silba y canturrea una canción.
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Éste es el nido. Las aves no se dejan fotografiar |
Así, entre el silencio reverente del luto y la música cotidiana de personas y animales, van pasando los primeros días de nuestro regreso a África