jueves, 25 de octubre de 2012

Casi en femenino (harta de tonterías)

No sé por qué, pero llevo unos días algo sulfurada o sulfurosa. Supongo que será porque el calor húmedo empieza a hacer mella en el cuerpo, porque Bissau volvió a convulsionar con un “conato de contra-golpe de Estado” extraño que ha dado lugar a una caza de brujas y semi venganza típicamente africanas, porque España sitúa a este pobre –paupérrimo- país en la lista de “salida” de la Cooperación Internacional (no sé por qué, si claramente está entre los 10 más pobres del mundo y mantiene a otros 20 en su lista de ayudas) o porque se harta una de tonterías de las que se leen en Internet cuando se comparan un mundo y otro.

Hoy tocó lectura desgraciada de noticias. Entre las afirmaciones sobre la violación de algún político americano y, para colmo, una extraña y estúpida noticia que dice que la laca y el maquillaje adelantan la menopausia, casi me ha dado un ataque de nervios. Me pregunto quién es el desconsiderado (iba a faltarle al respeto) que emplea dinero en semejantes investigaciones. En este caso es la Universidad de Washington. Con la arrogancia machista de presuponer que el maquillaje y la laca sólo son usados por mujeres, o que trabajar en una fábrica o revolviendo en la basura no causa efectos aún peores. O parir sin asistencia médica, o usar productos de limpieza cada día…

Mientras el mundo se debate entre crisis económicas, enfermedades raras y otras muy comunes pero desgraciadamente mortales en muchos lugares, violencias incontenidas entre países, facciones, ideologías e incluso ciudadanos de a pie, a alguien se le ocurre demostrarnos a las mujeres que si nos ponemos bonitas nos volvemos menopaúsicas antes.

En cualquier caso, estoy un poco harta de que nos digan, con la que está cayendo en el mundo, a las mujeres cómo debemos vestirnos para no provocar a los hombres, cómo debemos comportarnos para ser buenas esposas, cómo debemos arreglarnos para no ser menopaúsicas, como si todo eso importara; como si ser mujer menopaúsica fuera una maldición, y no morir de cáncer de mama o de pulmón, seas mujer u hombre. Como si mayor problema de esta sociedad, algo podrida ya, fuera mantenerse joven y fértil, por cierto para no tener hijos –la media de los países desarrollados es bastante baja- porque se estropea el "body" y no la economía, la corrupción, los radicalismos, la violencia, el abandono, el maltrato… Con un machismo subyacente feroz y condescendiente, que nos vigila diciendo: oye, que pones vieja, oye, que tienes que estar guapa, oye… menos mal que te ayudamos, chica, si es por tu bien.

Creo que una sociedad es adulta cuando verdaderamente se preocupa de temas importantes para su bienestar; no para su apariencia. En este momento en que mi país de residencia se ha vuelto otra vez algo más caótico, estas veleidades crueles del mundo civilizado me indignan, porque aunque parezca poco relacionado, tienen mucho que ver con la violencia de fondo, con el desprestigio de la mujer, con la desconsideración hacia la raza humana.

Y desde tanta ignominia y tanta, con perdón, estupidez, y porque veo cómo aquí las mujeres van perdiendo su dignidad a medida que se casan y tienen hijos y cómo allí cuando cumples años y/o ganas quilos eres víctima fácil de chistes sobre suegras, mujeres y gordas, me entran unas ganas de feminismo voraz, de feminismo con vestido de seda y tacones, con traje de chaqueta y zapatos con cordones, con equipamiento deportivo, vaqueros o minifalda. Feminismo de cuerpos de impresión o de michelines morbosos. Me entran ganas de reivindicar que una mujer es una persona, vista como vista, trabaje o no, sea guapa o fea, se conserve mejor o peor. Que no tiene que ser un hombre –agresivo, cruel, competitivo- para triunfar, ni pierde puntos si quiere quedarse en casa cuidando a su familia. Que no es tan importante ser joven, es importante seguir viviendo con calidad el tiempo que nos quede. Y si un hombre (o mil) opinan lo contrario, que usen maquillaje y laca