domingo, 13 de enero de 2013

Superviviente

Voy a contar una historia que no quiere ser melodramática, sino testigo de cosas que pasan sin querer en la vida. El 28 de diciembre una embarcación estatal que hacía el trayecto Bolama-Bissau (Bolama fue antiguamente capital del país, a pesar de ser una isla) se hundió en el mar por razones conocidas: una desemboradura marítima peligrosa, mal estado de la nave y exceso de pasajeros a bordo. Setenta y cuatro personas sobrevivieron y al menos treinta murieron, entre ellas varios niños, atrapados entre el barco y el techado de lona que se desplomó al hundirse la nave. Cuando leí la noticia en Internet, me quedé preocupada: conozco gente que hace ese trayecto los viernes para venir a Bissau y los domingos para volver al trabajo en la isla.

En el kayuko, hacia Bolama - En el kayuko Me voy para la isla de Bolama. A partir de ahora, haré el resto del viaje yo sólo. No sé muy bien con lo que me voy a encontrar en las islas, pero al menos me tranquiliza el que pueda entenderme con los paisanos. Aquí se habla el “criollo”, una mezcla de portugués y dialectos africanos, lo que permite cierto entendimiento mutuo. Sé que hay tribus que utilizan plantas medicinales únicas, propias de las islas. Esto me alienta y justifica mi decisión. In the kayuko I am leaving for Bolama Island of. From now on, I will travel alone. I do not know very well what I'm going to find in the islands, but at least it reassures me that the villagers can understand. Here it is speaks the Creole, a mixture of Portuguese and African dialects, enabling true understanding. I know there are tribes that use medicinal plants unique to the islands themselves. This encourages me and justify my decision. Dans le kayuko Je pars pour l'île de Bolama. A partir de maintenant, je vais Voyage seul. Je ne sais pas très bien ce que je vais trouver dans les îles, mais au moins il me rassure que les villageois peuvent comprendre. Ici parle le créole, un mélange de portugais et en dialectes africains, ce qui permet une véritable compréhension. Je sais qu'il ya des tribus qui utilisent les plantes médicinales unique sur les îles elles-mêmes. Cela m'encourage et de justifier ma décision. - Fotolog
Más o menos así era el interior del barco que hacía el trayecto Bolama-Bissau
http://www.fotolog.com/kompany/36443998/
El miércoles reconocí a una de esas personas, una chica europea cuyo nombre y nacionalidad no voy a decir por respeto. Digo reconocí porque ya había estado con ella varias veces. Me alegró verla, y a la vez sentí una aflicción enorme cuando nos contó que había vuelto a nacer. Sobrevivió gracias a su sangre fría y un fuerte deseo de hacerlo. Vio venir la tragedia, pudo nadar y encontrar un agujero entre el techado para salir a la superficie, nadó más de diez minutos en compañía de otras personas entre olas altísimas de agua marrón, como acostumbra a ser el río-mar en su desembocadura al océano, y fue rescatada por una "piroga" de las que salieron a buscar supervivientes. Llegó a puerto y ayudó a desembarcar cuerpos de ahogados.

Vino a Bissau dando un giro en su vida, dejando un trabajo y un futuro casi ciertos, y se embarcó en un proyecto con una OGN. En seis meses ha vivido la entrada de militares en la isla de Bolama, incluso en su propia casa, y este naufragio. A pesar de todo le gusta Bissau, y después de unos días de descanso en su país piensa volver a trabajar aquí. Es consciente de que volvió a nacer, y creo que cuando se sobrevive a una historia así algo cambia en tu mente. No sé cuál será o ha sido el cambio; el tiempo lo dirá

Así son las pirogas con las que la rescataron
http://vovworld.vn/es-ES/Noticias/22-muertos-en-un-naufragio-en-GuineaBissau/127861.vov
En cierto modo, me asombra y me fascina su fuerza, su capacidad de lucha. Tuvo una gran suerte; por mantener la cabeza serena y no dejarse dominar por el pánico cuando comprendió que el barco no iba a llegar a puerto -todos lo sabían- y por sacar fuerzas para defenderse en estas aguas tremendamente oscuras y fuertes, a pesar de que no estaban muy alejados de la costa. De su vivencia habla en cuanto puede, y más aún de la de los demás: cuenta cómo se salvó y acto seguido enumera los conocidos, todos ellos guineenses, de la isla de Bolama que han perecido. Eso es, a mi entender, lo que más le cuesta asimilar: ser consciente de que está viva y de que otros muchos murieron. Cada mente fija una imagen de la tragedia; la suya son los cuerpos que ayudó a subir al puerto.

Desde aquí, mi ánimo y mi respeto por su entereza. Si, como dice la leyenda, todos tenemos una hora y un lugar donde la muerte nos espera, a ella no la buscó en estos días de Navidad. Ésa es la lectura que puede hacerse de su historia.