domingo, 5 de mayo de 2013

Contrastes

El sábado fuimos a un desfile de modelos en el Centro Cultural Franco-guineense. Fue un acto curioso. En un país que actualmente se mueve en una constante inestabilidad, en el que el miedo a un nuevo golpe de mano por parte de fuerzas desconocidas nos mantiene siempre en alerta, un acto tan sofisticado representó bien el contraste entre la apariencia de normalidad y la marejada de fondo.

Al pase de moda estaban invitadas personalidades y representantes de embajadas y consulados y gente "bien" de la sociedad guineense. Sólo media hora antes de acudir, recibimos una llamada que nos prevenía sobre la presencia de militares armados en los alrededores del lugar. La primera idea: algunos incontrolados protestando ante los diplomáticos y europeos e intentando evitar el desfile. La realidad: el presidente del país estaba invitado y traía una fuerza de seguridad algo excesiva, pero muy en consonancia con lo que ocurre en países como éste, en los que se intenta dar apariencia de fuerza y defensa de los miembros del gobierno.

El sobresalto quedó en nada, pero así pasan los días. El país tiende a la normalidad (o al menos sus ciudadanos lo pretenden), pero la inestabilidad política evidencia otra realidad. Entre el "va a pasar" típico de los ciudadanos, que efectivamente esperan que todo pase, y el "chega" -llega- tan portugués de esto es más que suficiente y no puede perdurar.


Abstraídos de la alarma inicial, nos sumerjimos en un intento de normalización lleno de música y glamour, vestidos de corte occidental y telas de inspiración africana y de corte tradicional con tejidos más occidentales. Modelos -hombres y mujeres- que desfilaron con gran profesionalidad y de fondo el trabajo de algunas personas que intentan que los negocios funcionen en Guinea Bissau al margen de las maniobras de dentro y, por supuesto, de fuera.