Es famoso, por ejemplo, el Kontentor de Toni, situado en el cruce de Santa Lucía con Luanda (dos barrios de la capital) y que es uno de los bares locales más conocido. El de convertirse en núcleo de un bar o restaurante es uno de los usos más frecuentes de estos módulos metálicos. Ponga usted un kontentor, ábrale una gran ventana en un lateral, píntelo de un color bonito o, si tiene pasta o imaginación, fórrelo de madera, bambú o padja, ponga a su alrededor un cercado y cuatro árboles de sombra, o, mejor aún, un techado tradicional, una barbacoa y tendrá un bar-restaurante de lo más “in”. Sin ir más lejos, el aclamado como mejor restaurante, el Don Bifana, es una encantadora mixtura de una construcción en la que se aloja la cocina, una zona techada con ventiladores donde están las mesas, un espacio ajardinado por el que pasea una hermosa grulla y un contenedor bien forrado que aloja el bar.
Éste está pintado y no muy nítido, pero podéis haceros a la idea |
Otro de los usos más típicos es el de guarda-muebles; cada parcela de terreno con casa abandonada o a media construcción, incluso cada parcela sin construir que tiene propietario, tiene un contenedor, más o menos grande, que conserva muebles, elementos de construcción y otros enseres de sus dueños. Antes pensaba que estaban abandonados, hasta que vi la fiesta de apertura de uno de ellos, situado junto a una bonita casa rosa que está en reparación.
Pero, sin duda, el más frecuente uso de los kontentores guineenses es el de tienda. El sistema de apertura de ventana lateral es el mismo de los bares, sólo que no se pintan, sino que mantienen su color original mayoritariamente. Los más afortunados tienen luz eléctrica; los menos, linternas led de tamaño gigante. Cuando llega la hora de cerrar, sólo hay que bajar la tapa, candar la puerta y listo.
Realmente no son muy estéticos ni muy frescos para estas latitudes, pero sí facilitan enormemente la aparición de locales que, de otro modo, precisarían una engorrosa y, para muchos, costosa edificación. Es un ejemplo de reciclaje magnífico, aunque su estética podría ser mejorable. En fin, que si no puede usted costearse un módulo divino, ponga un contenedor en su vida. Y si quiere ampliar la casa, o el negocio, ponga dos. Con aire acondicionado o calefacción, según viva en África tropical o Europa heladora. Al final, seguro que el ejemplo, en estos tiempos de crisis, cunde.
No hay comentarios:
Publicar un comentario