jueves, 6 de septiembre de 2012

Escuela

De vuelta a Bissau, parece evidente por el silencio que el tiempo en España ha sido intenso. No hemos hecho nada de lo que nos proponíamos (algo lamentamos, como no haber ido al norte unos días) pero hemos montado armarios en casa y cosas por el estilo. Creo que al no ir mentalizados, sólo estuvimos descansando y tomando conciencia de que estábamos allí.

Ya de regreso, la vida comienza con actividad casi frenética. La hablada colaboración con una cooperativa escolar comenzó de golpe (llegué la madrugada del lunes y el martes ya estaba en ello), sin aviso ni charla previa, y durará unas dos semanas. Estoy hablando con profesores (ellos y ellas) sobre trabajar en equipo, y a medida que lo hago más me acuerdo de España, sobre todo trabajando la responsabilidad individual y la responsabilidad compartida. En mi país, les comento, cuando todo va mal la culpa siempre es de otros, nunca nuestra. Ellos se ríen y dicen que en el suyo es igual.

Un grupo de profesores durante el descanso
Está siendo un reto. Sin pensarlo me he visto hablando portugués lo mejor que puedo (intento que sea lo menos portuñol posible) en un tema que es bastante técnico. Peor aún es intentar escribir, y deprisa, en esa lengua. Los colegas guineenses ponen empeño en ayudar y me corrigen y completan. En ese sentido, cada sesión que pasa me siento más cómoda.

Lo más duro es demostrarles que en el fondo los problemas son idénticos. Supongo que es la misma visión que tienen del mundo occidental en todo; ven los móviles, los ordenadores, la riqueza y la tecnología y creen que sus problemas son diferentes, pero al final se reducen a la falta de puntualidad, la falta de atención, la baja base de los alumnos, la indisciplina, poca participación de los padres, no llevar el material a clase, el bajo interés... podría hacer un tête à tête con colegas españoles y, si no fuera por el color de la piel, les parecería estar hablando con compañeros guineenses.

No sé si mi colaboración servirá de algo. Intento que empiecen a dejar que los chicos aprendan solos, piensen en vez de repetir todo lo que dice el profesor hasta aprenderlo y se vuelvan responsables de su trabajo como un ejericio de madurez. Que interioricen las normas y tengan disciplina sin que les peguen. Aquí, como en España hace tiempo, sostienen lo de que la letra con sangre entra, y lo justifican diciendo que los negros sólo aprenden así. De modo que toca decirles eso de la ayuda, la presión del grupo, aprender a colaborar, marcar normas claras y demás principios de la organización escolar (tiempos, habilidades...).

Así es un aula de una cooperativa escolar
Finalmente creo que de trabajo en equipo no haremos mucho, porque como en todo centro, los profesores utilizan el espacio de formación para exponer sus problemas y preocupaciones y miran con miedo estas reformas que ahora se les exigen. Ellos dicen que ahora hay que dar más libertad a los alumnos y eso les asusta. Nada de eso me parece nuevo. Yo, por si acaso, hago hincapié en la necesidad de normas, de autonomía, de programar, de ejercer autoridad sin violencia, en la necesidad del razonamiento para que el país pueda mejorar. Espero que de algo sirva la ayuda y se sientan tentados a cambiar un poco, aunque no tengan portátiles ni videoconferencias ni, tan siquiera, luz.

2 comentarios:

  1. Hola querida!
    Cómo me alegra ver tanta actividad por tu parte!
    Te echo de menos :(

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    1. Yo también a vosotros. Sí, al fin actividad, eso me hace sentir más cerca!!

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