El jueves dejamos mi casa con la invasión de los transportistas, y dándome unas semanitas de relax intelectual enfrascada en la ardua tarea manual de montar los muebles y tal. Pero como Murphy parece que quiere presidir plenamente la mudanza, ha vuelto a actuar.
El jueves Sidi y yo comenzamos el recuento de cajas y descubrimos que, asombrosamente, en España tampoco se hace todo bien: de la lista que la empresa de mudanzas había hecho a la realidad había un abismo: números de caja que faltaban, otros repetidos y, para rematar, un excedente de diez bultos o más (¿nos habrán regalado cosas?); así que me lancé al desembalaje y montaje ciegamente, decidida a desfacer el entuerto y encontrar los regalos, ¡je!
Los jóvenes limpiadores llegaron el viernes, y trabajaron, más o menos, bien. El sábado flojearon un poco, el domingo se fueron a mediodía y hoy casi los estrangulo, así que ahora están currando castigados de dos en dos y yo paso cada poco a vigilarlos. Y los móviles no se encienden durante la clase… digo el trabajo. Hoy se van y no vuelven porque han acabado la masa de reparaçao Triunfante de todo Bissau (¡¿la comen o qué?!).
Por mi parte monté el salón, cuatro muebles de la cocina, una mesa y cuatro sillas, abrí unas cuantas cajas, dije orgullosa voy a sacar una foto para el blogg… y… se me inundó la cocina. ¡¡¡Recién limpia!!! Recogí agua, recogí agua… y hoy otra vez ¡INUNDACIÓN! Finalmente ha venido el canalizador y se ha cargado el techo de la cocina (¡recién…!!!!), el suelo del baño grande de la primera planta (…y….¡!¡!) y se ha ido. ¿Volverá? Supongo que sí. De hecho, mientras escribo, ha vuelto. Sidi está enfermo, creo que tiene paludismo, y la cisterna de otro baño (recién… ohohoh) se ha roto. ¡La arreglaron hace un mes! Nos regaló mil bichitos muertos cuando la movimos, generosa ella.
Los jóvenes limpiadores llegaron el viernes, y trabajaron, más o menos, bien. El sábado flojearon un poco, el domingo se fueron a mediodía y hoy casi los estrangulo, así que ahora están currando castigados de dos en dos y yo paso cada poco a vigilarlos. Y los móviles no se encienden durante la clase… digo el trabajo. Hoy se van y no vuelven porque han acabado la masa de reparaçao Triunfante de todo Bissau (¡¿la comen o qué?!).
Por mi parte monté el salón, cuatro muebles de la cocina, una mesa y cuatro sillas, abrí unas cuantas cajas, dije orgullosa voy a sacar una foto para el blogg… y… se me inundó la cocina. ¡¡¡Recién limpia!!! Recogí agua, recogí agua… y hoy otra vez ¡INUNDACIÓN! Finalmente ha venido el canalizador y se ha cargado el techo de la cocina (¡recién…!!!!), el suelo del baño grande de la primera planta (…y….¡!¡!) y se ha ido. ¿Volverá? Supongo que sí. De hecho, mientras escribo, ha vuelto. Sidi está enfermo, creo que tiene paludismo, y la cisterna de otro baño (recién… ohohoh) se ha roto. ¡La arreglaron hace un mes! Nos regaló mil bichitos muertos cuando la movimos, generosa ella.
Ahora la casa está llena de muebles a medio montar. ¿Veis que suelo tan limpito?
No sé si es una experiencia interesante, pero curiosa, curiosa… y llenita de gente... Maldito Murphy!
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