sábado, 16 de marzo de 2013

Djalicunda

Aprovechando mi corta estancia en Bissau, y ante la perspectiva cierta de que lo que deje para mañana no lo haré jamás, me fui el jueves con mi amiga Rosa a Djalicunda, donde la organización KAFO tiene un Centro campesino de formación, vulgarización agrícola y valorización de saber tradicional cerca de la frontera con Senegal, en la región de Oio.

Banco de simientes tradicionales de arroz. El único del país
El centro hace seguimiento de proyectos y programas de desarrollo local basados en saberes y riquezas naturales. De las once agrupaciones que se integran en la organización, y que reúnen a más de novecientas tabankas (aldeas) y veinticinco mil socios, una parte notable son las mujeres. Dicen que el sesenta y uno por ciento.
Nosotras íbamos a celebrar allí el día de la mujer trabajadora. Ya hubo actos en su momento, pero ahora tendrían lugar las conclusiones a una semana de trabajo y promoción de los derechos de la mujer.

A estas dos jornadas de convivencia acudieron hombres y mujeres representantes de tabankas que participan en un programa de promoción de derechos políticos y sociales de las mujeres. Fue una experiencia aleccionadora. Los asistentes se presentaron, participaron activamente en las actividades y realizaron -realizamos- en grupos trabajos de análisis de situaciones de incumplimiento de esos derechos y propuesta de recomendaciones para elevar a instancias superiores.

Digna de verse la fuerza con la que las mindjeres grandis (las mujeres mayores) denuncian sin tapujos la situación de excesivo trabajo y la poca ganancia económica que tienen, y la falta de ayuda de los hombres en todo ello. Denuncian que ellas tienen que sostener la familia y no les queda dinero para cuidarse (médicos, ginecólogos, documentación de identidad...) Acusan a la sociedad de mantener prácticas dañinas para los derechos de la mujer: el fanado -la ablación-, los matrimonios forzados o prematuros, las violaciones físicas y sexuales, analfabetismo femenino (creen que si una mujer estudia no puede tener hijos)...

Los hombres que participan apoyan estas reivindicaciones. Se sienten honrados de formar parte de la mejora de la sociedad y entienden que mejorar la vida de las mujeres mejora la vida de la familia, de los hijos. Rechazan forzar a la mujer, impulsan el uso del preservativo para evitar la propagación de enfermedades y quieren formar parte del cambio activamente.

 
Estar fue un orgullo. Ver a los animadores y formadores trabajar con los socios de KAFO, también. Asistir a un intento de racionalizar y sacar partido al trabajo que muchas organizaciones, gubernamentales o no, hacen de manera descoordinada y que puede dar mejores frutos intercambiando información. Estoy agradecida por haber tenido la oportunida de formar parte de ello.

Mirad un ejemplo: mujeres sacando agua. ¿Os podéis creer que los maridos estaban a la derecha, sentados a la sombra charlando con los hijos varones?

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